lunes, 4 de mayo de 2020

Federalismo impuesto a México


Qué era el Ejército Trigarante?


Que México había renunciado al sistema centralista y optó por el federalismo es una falacia. 

Hay que decir que México optó libremente por un sistema monárquico dentro del cual se eligió a Iturbide, como primer emperador, con vítores en las calles, en lo que los historiadores conocen como "el día más feliz de la Patria". Las casas, calles, entradas y ventanas de la población civil, alegremente adornadas de forma espontánea ante la entrada triunfante del Ejército Trigarante y sus tres garantías; Libertad, Religión Católica y Unión. 

La popularidad de entonces de Iturbide entre el pueblo, ha sido como muy pocas veces en la historia nacional; mantuvo siempre un indiscutible apoyo popular que se vio reflejado todavía en sus últimos días en Tamaulipas. 

El federalismo ciertamente es un sistema inteligente, que bien aplicado puede funcionar para la prosperidad de las naciones, sin embargo, en México no podemos decir que hemos tenido un federalismo propiamente. Hemos sido durante casi toda nuestra historia (y aun actualmente lo seguimos siendo en tantos aspectos) un país centralista, en el que todo parte de un poder central típicamente localizado en la Ciudad de México, hacia afuera. 

Si vamos a ideologizar el conflicto político por la elección del sistema de gobierno del recién México independiente, tendremos que entrar al tema de cómo es que la masonería proveniente de EUA, impuso en México el sistema federal, que no resultaba natural a la forma de ser ni de organización mexicana. 

México y Brasil fueron los dos únicos países en América, cuya vida independiente la iniciaron como monarquía; el caso de Brasil solo demuestra que al estar más alejado de la influencia norteamericana, tuvo la oportunidad de contar con una forma de gobierno monárquica tranquila y próspera durante casi 100 años. Más adelante Brasil cambió pacíficamente dicha monarquía por ser ya anacrónica a la propia evolución natural nacional, para constituirse en una República, y una federal como lo es hoy en día.

Las pruebas existen. No debemos olvidar ni obviar la malhadada intervención de un nefasto personaje estadounidense de nombre Joel Poinsett, cuya influencia estuvo siempre presente en la vida nacional de los primeros años de vida independiente y que incluso costo revoluciones, insurgencia, inestabilidad y vidas de mexicanos, dentro de las cuáles se encuentran incluso presidentes y expresidentes; Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria o Manuel Félix Fernández (su nombre real) son solo algunos ejemplos de esa influencia de quita-pon, respecto a mandatarios mexicanos, según la conveniencia o inconveniencia en turno.

Pensar que las clases privilegiadas impedían cambiar del centralismo al federalismo, no solo es un error histórico, sino un afán de aplicar criterios recientes de la transformación de cuarta, a hechos del pasado que nada tienen que ver y que solo se practica como una forma muy millenial del copiar-pegar falacias. 

Jamás en la historia del México hubo tanta prosperidad, cultura y avance en tantas áreas como la que existió en el México virreinal. 

Qué pasó ahí? La historia del Palacio de Minería

No existió en toda América, ni de cerca, país alguno (incluyendo EUA) que hiciera siquiera sombra al desarrollo alcanzado por la Nueva España (México como nación) hasta finales del siglo XVIII. 

Eso no significa que no hubiera opresión ni una forma de relacionarse del Reino de España con la Nueva España, que resultaba insoportable a los entonces novohispanos. La independencia tenía que llegar y hacerse de la forma que más conviniera a los mexicanos; cosa que no ocurrió debido a una guerra fratricida de más de 10 años que empezó con el grito "Viva Fernando VII".

Solamente después de la independencia empezamos a ver materializada esa tan grave desigualdad marcada por unas cuantas clases privilegiadas, que se ensañó aún más por la pésima gestión de gobiernos "republicanos" como el de Juárez, quien se empeñó en destruir lo que aún quedaba de bueno, construido por manos mexicanas, pero que por el sólo hecho de tener algún origen en la Iglesia Católica, fue centro de todo tipo de ataques, entre los que se encuentra el de la pertenencia de las tierras por parte de indígenas. Sí, ese que supuestamente fue benemérito, no lo fue de los más necesitados como los indígenas.

Ese sistema virreinal de tipo monárquico tan vilipendiado (en muchos casos con sana razón) fue el que estableció jornadas humanas para trabajadores, respeto a sus derechos, respeto a la integridad de los americanos como personas dignas y sobre todo, títulos reales otorgados a favor de pueblos indígenas, así como la pertenencia de la tierras y "sus jugos" a favor de la nación. Como bien sabemos los aztecas no conocieron la propiedad de la tierra, ésta solo era dada a favor de ciertas clases sociales (gobernantes, guerreros y sacerdotes). La conocieron hasta que los reyes de España otorgaron títulos a su favor, mismos que después fueron vilmente quitados en la época de Juárez y en la revolución mexicana por orden del presidente Wilson y su embajador en México. El artículo 27 constitucional no fue invención revolucionaria, sino virreinal.

Por ello, resulta inoportuno traer al día de hoy viejos litigios políticos con historia retorcida y falseada, que además devienen en estériles desde el punto de vista práctico, pero útiles si se trata de dividir mexicanos para fines electoreros de quienes detentan temporalmente el gobierno actual, ese que hoy llamamos el "desgobierno".

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