viernes, 19 de enero de 2018

La "obscura" Edad Media y la Iglesia "anticientifica"


El título de esta entrada es por supuesto irónica, ya que es más bien lo contrario a lo que ha sucedido, real e históricamente, en el mundo.

Es muy común escuchar, leer y saber de personas que en medios de comunicación o redes sociales, despotrican contra la Iglesia Católica en particular, pero también contra el cristianismo en general católico o protestante, por el supuesto retraso en que hizo caer al mundo, especialmente en la edad media.

Es también muy común y de conocimiento "popular" que la edad media ha sido la época más obscura en la que ha vivido el ser humano, y que gracias a que en el siglo XIV se dieron los primeros trazos del renacentismo y posteriormente la separación del orden religioso, es que la humanidad pudo superar ese largo trance llamado medievo, al que solo se le conoce por la quema de brujas, la inquisición, la prohibición de la ciencia, el poderío económico del Vaticano, la opresión de las personas más nobles por parte de la Iglesia, entre otros tantos.

Sin embargo, es justo decir que nada de lo anterior es cierto.

Ya se. Es probable que al común de las personas les "choque" ésta afirmación, pues toda su vida, incluyendo la educación oficial pública y a veces hasta privada, está plagada de información acerca del obscurantismo medieval.

Pese a lo anterior, la historia bien documentada por profesionales de amplio reconocimiento internacional dedicados a la historia mundial, coinciden en que la época medieval tiene un sinnúmero de avances por parte del ser humano, logrados no a despecho de la Iglesia Católica, sino más bien con el pleno apoyo y sustento de la misma.

El doctor en historia y filosofía de la ciencia Stanley Jaki, hizo un estudio y análisis comparativo de las principales civilizaciones del mundo y la cristiana medieval, que abarcó a por lo menos; los egipcios, babilonios, chinos, griegos, romanos, árabes y los mayas.

En dicho estudio concluye algo que llama mucho la atención por lo determinante de su afirmación: Nunca ha habido civilización o periodo histórico alguno, que desarrollara tanto la ciencia como la Europa cristiana medieval.

Pero entonces, ¿los descubrimientos de los chinos antes de nuestra era no cuentan?, ¿las aportaciones tan importantes de los griegos en la filosofía?, ¿el derecho desarrollado en Roma?, ¿la medicina y los descubrimientos de los árabes y los egipcios?, ¿los mecanismos astronómicos de los mayas?, ¿todo ello no cuenta?...

Este filósofo sostiene que es verdad que hubo destellos y aportaciones científicas en dichas civilizaciones, particularmente la griega que desarrolla más, sin embargo jamás de la forma sistemática, organizada y metodológica como la realizada por la Europa cristiana medieval.

La razón, según explica, consiste en la religión. 

Dichas culturas tenían en general una religión politeísta, basada en algo que se conoce como animismo, es decir, que los dioses en los que creían (el sol, los astros, la lluvia, el trueno, el mar, el leopardo, etc) tenían un ánimo dotado de voluntad y pensamiento propio, y por tanto, tales dioses no podrían sujetarse jamás a las leyes físicas que nos son aplicables a los humanos ni al mundo material.

En cambio, el cristianismo despersonalizó a los elementos materiales o mundanos, de manera que el Único Ser digno de adoración y dotado de voluntad, pensamiento y leyes propias es Dios, por tanto, el resto de bienes creados pueden ser libremente estudiados, y descubiertas las leyes físicas, químicas y patrones a los que se someten por naturaleza.

Lo anterior permitió el descubrimiento en cascada de todas esta leyes, que en el renacimiento, servirían para materializar en avances y desarrollos técnicos y tecnológicos. Aún así, en plena edad media hubo muchísimos avances tecnológicos dados mucho antes del siglo XVIII.

Ejemplos de científicos católicos y creyentes cristianos (monjes, sacerdotes o laicos como fervientes católicos) son: Alcuino de York; Sacerdote católico que en la baja edad media dio uno de los aportes más importantes a la escritura y cambió radicalmente el método de lectura al establecer la llamada "minúscula carolingia", ya que antes de el, los textos se leían sin separación entre frases y sin minúsculas ni mayúsculas, de forma que lo hacía sumamente difícil. Silvestre II; Papa de la Iglesia Católica, inventor y matemático, precursor de la moderna calculadora al inventar el ábaco e introducir el cero y el sistema decimal árabe, para facilitar el cálculo que antes estaba reservado solo  a grandes eruditos. San Alberto Magno; quien fuera Doctor de la Iglesia, descubridor del arsénico, químico, geográfo y astrónomo. Jean Buridan; ferviente creyente católico quien aportó un avance fundamental a la teoría actual del Big Bang, EN PLENO SIGLO XIV, ya que, empujado por sus creencias católicas cristianas, descubrió que los cuerpos celestes fueron creados a partir de un solo momento y que éstos no son infinitos como sostenía Aristóteles, además de aportar los fundamentos del movimiento y la inercia tan importantes para la física. Nicolás Steno; sacerdote católico considerado como el padre de la geología, estratigrafía y en parte de la arqueología, y quien descubrió que el mundo puede ser conocido a través de los libros de piedra, es decir, los fósiles. Roger Bacon; sacerdote católico quien desarrollo el método científico tan importante hoy y en esa época, para entender que cualquier explicación científica dada por alguien será cierta, solamente si es demostrada científicamente mediante una metodología universalmente aceptada por ser veraz. Nicolás Copérnico; astrónomo y clérigo católico, quien desarrolló la teoría heliocéntrica del universo. Galileo Galilei; considerado como padre de la astronomía moderna, y de la física y quien aportó enormes descubrimientos científicos al mundo. Isaac Newton; ferviente creyente cristiano, físico y matemático inglés.
Gregor Mendel; considerado el padre de la genética. George Lamaitre; sacerdote católico belga, autor de la teoría del Big Bang o creación del universo mediante una gran explosión y hoy reconocida como verdad científica...y un largo etcétera que incluye sacerdotes católicos, laicos creyentes y demás que aparecieron desde los primeros años del siglo IV y hasta nuestros días.

De hecho, en la edad media los únicos centros verdaderamente avocados al desarrollo del espíritu en temas de Dios y a la vez en la ciencia, la educación y las artes, fueron los monasterios y catedrales, de donde surgieron las primeras universidades del mundo.

Puede sostenerse que la Universidad es casi un invento de la Iglesia Católica, apoyada y protegida por ésta mediante documentos papales, e intervención directa de papas a favor de tales centros educativos.

De hecho aunque no es completamente fiable decir una fecha exacta de creación de la primera universidad, si se sabe que la Universidad de Bolonia y la de París, obtuvieron en el año de 1231 su plena autonomía otorgada por la Iglesia Católica, a fin de que en ellas se debatieran amplia y libremente todos los temas relacionados con la ciencia, la teología y por supuesto, el derecho.


En la Universidad de Bolonia se dieron dos de los movimientos jurídicos más importantes en el derecho, como la escuela de los Glosadores y pos glosadores, y se sabe que fue el Monje Irnerio, quien colaboró con esta corriente, al descubrir uno de los códices de derecho romano más desarrollados encontrados hasta entonces; el codex secundum.

El clásico caso que suele citarse de contradicción entre Iglesia y ciencia, es el de Galileo Galiei, sin embargo, hoy sabemos que Galileo no tuvo razón en mucho de lo que afirmó y que jamás fue quemado en la hoguera, ni se le prohibió practicar ciencia o publicarla, sino más bien, se le prohibió sostener, sin pruebas, que la teoría heliocéntrica era verdad científica. 

Y es que en ese entonces, Galileo decía que su prueba era el movimiento de las mareas, pero hoy sabemos que dicha explicación es errónea y no fue sino casi 100 años después, que Isaac Newton aportó las verdaderas razones que explicaban y determinaban como verdad científica la teoría heliocéntrica.

Dicha teoría, por cierto, fue inicialmente planteada por Copérnico con la plena cooperación y apoyo de la Iglesia Católica, quien no solo celebró las aportaciones del científico, sino que incluso financió dichas publicaciones.

Por estas razones y muchas más aún, se debe reivindicar la edad media y la participación de la Iglesia en la ciencia, como la etapa de la humanidad en la que se sentaron las bases del conocimiento científico y más aun, se comenzaron a dar enormes aportaciones tecnológicas, que a la postre servirían para dar los grandes saltos en nuestra actual era tecnológizada.

Jamás ha existido contradicción entre ciencia y religión, y tampoco habrá forma de que exista, en tanto que las explicaciones del orden material bajo las leyes que rigen este mundo, son tratadas desde una perspectiva diferente que las que tratan los temas de orden divino, como lo es la teología e incluso la filosofía.

Hasta la próxima.






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